- Nuestros pensamientos se vuelven negativos, firmes e inflexibles.
Control de impulsos
Dominar los impulsos cuando nos acostumbramos a dejarlos salir sin pensar en las cosecuencias negativas que nos pueden traer, puede ser una tarea díficil. Nos sentimos derrepente llenos de energía, tenemos necesidad de acción, de resolver algo. ¿Por qué? Los impulsos son activadores, también son motivadores de la conducta. Por eso es importante reconocer el estado anterior al impulso. Cuando comprendemos, analizamos, y recolectamos información sobre lo que nos lo produce, podremos contenernos, para no llegar a ser tan dañinos con nosotros y los demás.
Los impulsos nos producen sintomatología diferenciada en tres niveles
- Los músculos se tensan.
- El tono de voz cambia, es más fuerte, hablamos más rápido o incluso lo contrario, no podemos hablar.
- La cara también envía el mensaje de que estoy tenso.
- Resolvemos el impulso, ya no hay marcha atrás.
- Esto traerá consecuencias negativas hacia los demás y hacia nosotros mismos.
- Nuestras relaciones sociales se ven perjudicadas.
- Nuestra autoestima disminuye, porque aparece el sentimiento de culpa.
Nuestra Terapia
Aprenderemos a gestionar estos impulsos y las emociones que lo producen, adquiriendo rutinas en las que reforcemos la autoestima y las habilidades sociales. De esta forma lograremos aplacar esos impulsos que hacen que después nos arrepintamos de nuestras acciones y canalizaremos toda esa energía que nos desborda.